martes, 8 de abril de 2014

ENTREVISTA CON LOS AUTORES DEL LIBRO 'ENCORE: CUENTOS INSPIRADOS EN EL ROCK'

No todo está perdido


Con un lustro de existencia, Resonancia Magazine es un sitio de internet que tiene como objetivo principal el difundir y dar a conocer las propuestas que, desde su perspectiva, están creando las cosas más interesantes en el mundo de la música, cine y todo lo relacionado con el arte. Ellos entienden lo difícil que resulta ser independiente y autogestivo porque así es como funciona la página.

Como un proyecto derivado de la revista digital, se creó Encore: Cuentos inspirado en el rock, una antología en la que periodistas y escritores dejaron volar su imaginación y, a través de la ficción combinada con la realidad, tejieron historias que tiene como eje central el rock. La idea original de este proyecto fue la de crear un libro digital, pero diversos factores, como el obtener la beca Edmundo Valadés de apoyo a la edición de revistas independientes del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA), hizo posible que se imprimieran 500 ejemplares foliados de este libro.

Al terminar la primera presentación oficial del libro, tres de los periodistas que contribuyeron con sus plumas en la elaboración de la obra (Alejandro González Castillo, Rogelio Garza y Carlos A. Ramírez), más el editor de Resonancia Magazine (Pedro Escobar), aceptaron responder las siguientes preguntas en las cuales explican cómo fue que se materializó el libro, el estado del actual periodismo musical mexicano y la forma en que cada uno de ellos conoció esta profesión, entre otros tópicos.

De izquierda a derecha: Rogelio Garza, Franz De Paula,
Carlos A. Ramírez y Alejandro González

¿De qué forma fue que conocieron la página de Resonancia Magazine y por qué decidieron participar en este libro?

Alejandro: Yo conocí a Pedro Escobar porque ambos escribimos para una revista que se llama Círculo Mix Up y en lo personal, me gusta mucho su forma de escribir acerca de música pop. En diciembre del año pasado hubo un brindis de la revista y ahí lo conocí ya físicamente… estuvimos hablando y me comentó acerca de este proyecto y me invitó a participar. Lo que me gustó es que Pedro es un tipo que cumple con lo que promete.

Carlos: A mí me invitó Alejandro [González Castillo] a participar, porque durante varios años fui su editor –en la desaparecida revista Gorila– y me agrada que fue algo que no se quedó en palabras sino que de verdad se materializó.

Pedro, ¿cómo fue el proceso para materializar este libro?

Pedro: Fue gracias al apoyo de la beca Edmundo Valadés. Muchas veces, todos los proyectos digitales independientes se hacen más por amor al arte que por otra cosa. En el caso de Resonancia Magazine, aprovechamos que fuimos beneficiaros de la beca y editamos este libro en una versión bastante sencilla y limitado a 500 ejemplares pero, en lo personal, me siento bastante orgulloso con el resultado final.

Y en tu caso como compilador del libro, ¿cómo hiciste la selección de los escritores y periodistas que participaron?

Pedro: La verdad, muchos de ellos son mis amigos y otros llegaron porque son amigos de mis amigos. De pronto, le platiqué la idea a Raquel Castro y ella me propuso invitar a escritores ya más establecidos como Alberto Chimal, Erika Mergruen, Armando Vega-Gil y Bef.

Cada uno de ustedes, ¿de qué forma se acercaron y descubrieron el periodismo musical?

Pasto Verde
Alejandro: Yo vivo cerca de la San Felipe de Jesús, que tiene un tianguis muy famoso, y ahí encontré un tiradero de revistas en el que descubrí varias revistas gabachas de guitarristas porque es el instrumento que yo toco; leía la Guitar Player, Guitar World y ya después empezaron a llevar revistas en español y había una española que me encantaba que se llamaba Rock & Roll 1. De revistas mexicanas recuerdo la Conecte, la Banda Rockera y ya después La Mosca.
De periodistas mexicanos Rogelio Garza fue muy importante en los noventa porque escribía de grupos que no tocaban en la radio y no aparecían en las revistas comerciales como The Fuzztones y The Cynics; David Cortés siempre me gustó porque tenía un enfoque muy disciplinado, muy correcto; Sergio Monsalvo tenía una especie de folleto que se llamaba Corrientes de lo Alterno que fue importante para mí.
Además, históricamente es indispensable Parménides García Saldaña a quien yo conocí con Pasto Verde y me pareció una cosa aparte y superior. También José Agustín, René Avilés Fabila… toda esa generación mexicana beat a la chorizo.

Rogelio: Durante los ochenta, el gusto por el rock y el periodismo me llevaron a buscar información musical en las fuentes que había: en radio estaba La Pantera, Radio Capital, Radio Hits, WFM y Stereo Joven; en revistas Conecte, Sonido, Acústica, Creem, Circus, Hit Parader y Rolling Stone; y en programas de televisión recuerdo Viernes, Alta Tensión y Estudio 54.
En 1984 se lanzó MTV, que cambió el formato de la música y la manera de escucharla. Yo viví en Los Ángeles ese año; sin embargo, al regresar no lo veía porque en casa nunca tuvimos TV de paga. Recuerdo que entonces se grababan videos VHS y luego los Beta, esos videos circulaban profusamente entre los hambrientos de rock. 
La Pusmoderna
De escritores y periodistas recuerdo el trabajo de Víctor Roura, Xavier Velasco y David Cortés. En los noventa hubo una explosión de fanzines  como Banda Rockera, Mescalito y La Náusea; y de revistas independientes que abarcaban un temario más amplio e incluían al rock como uno de los temas centrales, por ejemplo La Regla Rota y La Pusmoderna de Rogelio Villarreal, que hoy es Replicante, El Atonal de Arturo Saucedo y El Golem de Erik List y Pepe Rojo. En esa década, varios amigos editamos un fanzine anarco-rockero llamado El Picahielo, que alcanzó a publicar 10 números. También recuerdo que varios diarios como El Nacional, El Financiero y unomásuno tenían suplementos y secciones rockeras. Ya para ese entonces yo tenía una columna llamada “Los Vampiros” en La Barda Cultural, el suplemento del semanario Objetivo. También colaboraba con Roura los viernes en El Financiero y ya después empezó La Mosca de Hugo García, Fernando Rivera y Karem Martínez, en la que colaboré durante 14 años.


Carlos: En mi caso fue con Parménides García Saldaña, que aparte hacía literatura y siempre estuvo muy ligado a la locura; David Cortes por supuesto, con quien después tuve la oportunidad de participar en un libro –Antes de que nos olviden: 100 discos esenciales del rock mexicano– que editaron él y Alejandro [González Castillo].
La primera revista de rock & roll que yo hojeé y apenas entendí unas cuantas palabras, porque no dominaba el inglés, fue la Kerrang!, y aparte eso fue en una tienda de discos muy importante que se llamaba Aquarius que estaba en Satélite. De adolecente a mí me gustaba mucho el metal y para estar informado tenías que hacer toda una travesía. La tienda Aquarius fue para los que vivíamos en el Estado de México lo que Super Sound fue para los que vivían en la ciudad de México.


¿Ustedes recuerdan algunos títulos de libros escritos por mexicanos en donde se combine el periodismo musical con la ficción?

Carlos: Bocafloja de Jordi Soler en donde uno de los personajes es un locutor de radio y Las Jiras de Federico Arana.

Alejandro: En El materialismo histérico de Xavier Velasco viene un relato en donde eleva a Lennon y McCartney como religión; Una banda nombrada Caifanes también de Xavier y es ficción porque el propio autor declaró que todo lo escrito en el libro son mentiras; Matar por Ángela de Hugo García Michel.

Una banda nombrada Caifanes
Rogelio: Creo que la mayoría de los libros de rock en México tienen mucha ficción. Uno esencial para mí es En la Ruta de la Onda, el ensayo alucinante de Parménides García Saldaña. Sin duda, José Agustín, es el autor más sobresaliente en este tema, aunque últimamente está de moda denostarlo. Los que escribieron y escriben sobre rock en México tenemos una deuda con él. 
Debe haber muchos libros, que recuerde ahorita, por ejemplo, Polvos de la Urbe, de Víctor Roura; Una banda nombrada Caifanes, de Xavier Velasco; Matar por Ángela, de Hugo García Michel; Los Diarios de un Guacarocker, de Armando Vega-Gil; y ya más reciente, cuentos como El Alien Agropecuario –incluido en el libro La marrana negra de la literatura rosa– de Carlos Velázquez y la novela Rutas para entrar y salir del Nirvana de Juan Carlos Hidalgo, basada en la muerte de Kurt Cobain.

Cada uno puede describir de forma breve el cuento con el que participaron en esta antología y la canción en la que se basaron para escribirlo.

Alejandro: Yo no hablé de una canción en específico sino que está inspirado en el músico Stevie Moore, que tiene una obra muy amplia. En mi cuento hablo de un concierto que dio en La Faena y tengo una anécdota muy chistosa de ese día. En realidad yo nunca planeé asistir a ese concierto porque ni estaba enterado de la visita de Stevie a la ciudad de México, pero recuerdo que esa noche fui a visitar a una amiga que vive en el Centro Histórico y ya cuando iba de regreso a mi casa, pasé por La Faena y me encontré a varios amigos que estaban afuera del lugar y me dijeron del concierto. También recuerdo que el boleto de entrada estaba bien caro, pero como mis amigos ya habían pagado y traían pulsera, me metí con ellos y entré gratis al concierto.

Rogelio: El mío es un tributo al genial Jerry Garcia y a Grateful Dead. Es una postal de regalo para una amiga que ya falleció con quien disfrutaba la música de este magnífico grupo. La canción en la que me inspiré es “Dark Star”, una joya psicodélica que rebasa los diez minutos de duración y la letra fue escrita por el poeta Robert Hunter y la guitarra de Garcia.

Carlos: Mi cuento está inspirado en la canción “Lucretia, My Reflection” de Sisters of Mercy y en lo que a mí me provocaba ver a una mujer bailar esa canción. A partir de ahí tejí una historia de amor con un final muy triste y todo fue escrito en parte, gracias a mis aventuras por los bares oscuros de la ciudad de México.


¿Ustedes se consideran nostálgicos del formato tangible (libros, revistas, música, películas, etc.)?

Alejandro: Yo no. Antes pensaba que yo coleccionaba discos y que tenía muchos, pero entonces conocí a personas que francamente tienen problemas mentales y por mucho superan la colección que yo tengo. De discos, por una mudanza que tuve, tiré muchos. Ahora tengo pocos discos y sólo los que me gustan mucho. Pasó casi un año sin que yo comprara un disco hasta que escuché mucho el más reciente de Nick Cave y me obligó a decir: “Este disco yo lo quiero”, y me lo compré. Ya después de que lo compré vi que el booklet está bien pitero, pero musicalmente está increíble.
En cuanto a libros sí me interesa tener varios físicamente.

Carlos: Yo hasta hace muy poco dejé de creer que era importante tener los discos físicamente; ahora tengo muchos digitales, inclusive más que los que tengo en formato físico, y así estoy muy satisfecho.
En lo que respecta a los libros sí los prefiero físicamente porque no me gusta leer en la computadora ni en los dispositivos electrónicos.

Rogelio: No desprecio ningún formato por precario que parezca. Actualmente rescaté una colección de unos 500 cassettes rotulados a mano la mayoría, y tuve que tirar unos 200 por inaudibles. Ahora estoy buscando una grabadora para tocarlos. 
También conservo unos 50 vinilos, además de libros y revistas que ya han pasado varios filtros a lo largo de cinco mudanzas. 
Crecí leyendo libros y revistas de papel, escuchando el radio, vinilos y cassettes, pero tampoco estoy peleado con los nuevos medios y formatos; si te gusta algo, lo vas a consumir como sea.

Rogelio, en la presentación mencionaste que no te gustan las becas que proporciona el gobierno a proyectos culturales, ¿por qué?

Rogelio: Creo que la creatividad no depende de una beca. Pedirle dinero al gobierno para crear me parece contradictorio, dado que la creación es un acto de libertad; y es el camino fácil, paternalista. Cuando veo los resultados de estas becas me parece que no se justifican. Conozco a algunos becados, hay quien produce buenas obras, pero son contados; la mayoría se chupa o se inhala su beca. 
Pedir una beca es convertirte de artista, si alguna vez lo fuiste, a empleado del gobierno. Te pagan por “crear”. Ningún tipo de gobierno tiene que ver con el arte y la creación. Y todo experimento o proyecto que se jacte de arriesgado, corre por cuenta del autor. Eso es ser independiente.

¿Ustedes cómo consideran que se encuentra el periodismo musical mexicano actual? ¿Les gusta el trabajo de los nuevos periodistas?

Alejandro: Yo no me considero crítico pero sí estoy muy pendiente de lo que ocurre en internet porque es mi trabajo y lo que me apasiona es el rock & roll; lo que me molesta es que ya no se escriben crónicas, entrevistas de semblanza, reportajes de fondo, reseñas verdaderamente hondas de conciertos, que existan personas que creen que porque tienen cámaras fotográficas caras ya son fotógrafos. Yo estoy decepcionado de las nuevas generaciones.
En general, no me gustan los grandes blogs musicales que por lo regular están auspiciados por marcas de fritangas y esas cosas; sin embargo, existen algunos sitios que sí me gustan y me agrada su contenido como Letras Explicitas y Afterpop.

Carlos: Yo también opino que en las nuevas generaciones existe mucho “amateurismo”; me enoja mucho que las nuevas personas que se consideran como periodistas rockeros no tienen los mínimos conocimientos de sintaxis, no tienen cultura, no saben distinguir los tiempos verbales. Para mí es un panorama muy triste en cuanto a las revistas impresas y los periódicos.
En la actualidad, lo más interesante está surgiendo en las páginas que de verdad son independientes, el problema es que ahora a cualquier cosa amateur le llaman independiente; yo considero que existe una enorme diferencia entre ser independiente y ser amateur.
Ya no ves a las grandes plumas colaborar en las revistas de ahora, que siguen estancadas en sus mismos chistes desde hace 15 años. Yo creo que hace falta un revulsivo, una publicación que llene a las personas que nos interesa esto.

Rogelio: En general no me gusta y cada vez leo menos sobre el tema. Siento que a los nuevos periodistas musicales les hacen falta más huevos y menos Wikipedia; más experiencia musical en el sentido de investigar, escuchar, salir a la calle y meterse a donde se hace la música. Hoy todo se hace por internet, imagínate cómo era escribir sobre rock sin Internet, sin correo electrónico y sin fuentes confiables. Esto no quiere decir que “antes era más chingón”, sino que se percibe esta tibieza e ignorancia entre los que se dedican al periodismo musical. 
Escribir sobre rock se ha vuelto una moda y una chamba fácil y cómoda. Ya todo está pre hecho y se trabaja para la industria del entretenimiento. Mal pagado, por cierto. 
Tengo la sensación de que antes había críticos de rock y hoy son periodistas de espectáculos. Lo que está sucediendo en el rock y las discusiones banales que se desatan: que si el Papa aparece en la portada de la Rolling Stone, que si Cristian Castro ahora canta heavy metal, que si los Tigres del Norte fueron la onda en el Vive Latino… prefiero leer y escuchar otras cosas.

Portada de Encore: Cuentos inspirados
en el rock
Pedro, ¿qué viene para Resonancia Magazine?

Pedro: Hemos visto que al público le ha causado tanto interés este proyecto que posiblemente haya un Encore 2. Además, también vamos a seguir con nuestra labor en la página de internet de darle voz a las voces que hacen ruido, a las propuestas independientes musicales, artísticas, de arte callejero.

Y a partir de hoy, ¿en dónde se podrá adquirir la versión física de este libro?

Pedro: Se puede comprar directamente con nosotros a través de nuestra página de internet y está a un precio simbólico porque nuestra idea, desde un inicio, fue hacerlo sin fines de lucro.
También existe la versión digital en PDF de este libro que se puede descargar sin costo.

¿Actualmente ustedes participan en algún medio?

Alejandro: Yo desde hace tres años tengo una sección llamada "Distor" en la revista MusicLife, en donde entrevisto a músicos acerca del equipo que utilizan; escribo también para la revista SoundCheck; en HomeTech tengo una sección que se llama “Audiciones Adictivas” en donde escribo acerca de jazz, funk, soul; también escribo para Marvin, Círculo Mix Up y Cuadernos del Auditorio Nacional, en donde escribo crónicas de conciertos que se realizan en el Auditorio y en el Lunario. Y por último, también escribo para sitios de internet como Afterpop y tengo un proyecto más o menos avanzado que todavía no puedo revelar pero el próximo año se “escuchará”.

Carlos: Yo de momento no estoy colaborando para ningún medio escrito ni electrónico pero tengo planes para hacer algo en el corto plazo.

Rogelio: He dejado de escribir sobre rock por varios motivos. Uno es lo que menciono: la música queda relegada; otro es que tengo varios años escribiendo sobre bicicletas, que es otro de mis temas. Publiqué Las Bicicletas y sus Dueños en 2008, un libro sobre la historia del velocípedo, que lleva tres ediciones agotadas, desde entonces, colaboro para revistas como Bike A Fondo, Cletofilia y Cycle City. Ahora estoy terminando la edición de otro libro Zig-Zag, lecturas para fumar, que ya me tomó dos años de trabajo. Es una recopilación de textos que escribí a lo largo de 20 años de la columna que empezó en La Mosca y abarca tanto crónica como ficción. 
También tengo una pequeña editorial independiente llamada Rueda Libre y me encargo de todo, así publico mis libros de manera 100% independiente; todo sale de mi bolsa y de mi trabajo como publicista. Esto me resta tiempo para dedicarle al periodismo; sin embargo, estoy preparando una nueva columna llamada “La Canción # 6”, con textos atípicos sobre música y en cuanto tenga desarrollados los primeros, buscaré quién los publique.





La segunda presentación del libro se realizará el próximo 6 de mayo:

No hay comentarios.: