Siendo México un país
en el que el periodismo musical –y en especial en el rock– se caracteriza por
su poca/nula capacidad de análisis e investigación y sólo un número bastante
reducido de Indiana Jones del teclado
se arriesgan a ensuciarse las manos con tal de adentrarse en los terrenos menos
explorados y difundidos, el caso de Rogelio
Garza es el de un oasis dentro del desierto de conformismo y complacencia
que impera en nuestro país.
Durante las últimas dos
décadas, Rogelio ha colaborado de manera regular para distintos periódicos y
revistas nacionales, pero la principal diferencia entre él y el resto de sus
colegas estriba en los temas que toca: escritores
de la generación beat, alucinógenos, bicicletas y principalmente rock. Resulta peligroso mencionar la palabra rock de una manera tan
general, así que lo mejor será acompañarla de los apellidos punk y garage.
Hasta hace no mucho
tiempo, encontrar en los medios de comunicación mexicanos a personas que
escribieran acerca de los Ramones, The
Stooges, Black Flag, The Cynics, Los Sicóticos, The Fuzztones o sitios
emblemáticos de la capital para el desarrollo del movimiento subterráneo
(muchos gustan del término underground)
como el Tutti Frutti o Discos Dark Zone, era una tarea
bastante difícil. Y si a eso le sumamos que escribieran de una forma atractiva,
poética y con conocimiento de causa, el principal nombre en la lista es el de Rogelio Garza, pionero de este tipo de
periodismo en México.
A pesar de que empezó,
como muchos de su generación, escribiendo en fanzines como el ahora de culto Picahielo (fundado por él mismo), fue en 1994 cuando Garza inició
su columna dedicada a la reseña de libros, inicialmente titulada Las
Semillas del Mal, para la revista La
Mosca en la Pared. No pasaría mucho tiempo para que su espacio cambiara de
nombre por Zig-Zag, ahora con una
gama de temas mucho más extensa. Después de la desaparición de la revista, la
columna de Garza sobrevivió a través de otros medios como Milenio Diario, Replicante, Marvin e internet.
Exactamente 20 años
después, Rogelio pone a la venta el libro Zig-Zag. Lecturas Para Fumar, en el
que reúne varios de los textos que vieron la luz en su columna, además de crónicas
inéditas, todo a través de la editorial Rueda
Libre, fundada por él mismo como una forma de ser congruente con la idea de
autosuficiencia y el Do It Yourself que
siempre ha pregonado.
A través de las páginas
del libro, los viejos lectores reconocerán varios pasajes, en tanto que los
nuevos se sorprenderán con lo que fue escrito en los tiempos en que no existía
Wikipedia, Google ni Youtube. Ya sea una crítica a los músicos mexicanos de
izquierda, por lo regular contradictorios, blandengues y hambrientos de fama, o
hacer un recuento acerca de la City
Light Books, librería/editorial fundada por Lawrence Ferlinghetti y casa de los escritores beat, el común es una prosa entretenida, detallada y con un humor
inteligente y lleno de sarcasmo.
Aquí nadie se salva y
lo mismo se rescata un modelo propuesto por Rogelio con el que cualquiera se
puede convertir en un crítico roquero mexicano (que permanece tan vigente como en
el 2000, cuando apareció por vez primera) y un cuento inspirado en el tema
“Dark Star” de The Grateful Dead y
que también forma parte del libro Encore: Cuentos Inspirados En El Rock, editado hace unos meses.
Los textos
monotemáticos dedicados a un grupo en específico no escasean y lo mismo hace un
recorrido por la carrera de The Who
y el concierto que todavía le deben a la ciudad de México, que una crónica de
una de las presentaciones que AC/DC
ofreció en nuestro país. Como buen Ramonólogo,
no podía dejar fuera al cuarteto de Nueva York y son varios los textos que en
los que se refiere a los Ramones
como uno de los conjuntos más importantes en la historia del rock.
Otros personajes tan
disímiles que se pasean por las páginas de esta obra son Carlos Monsiváis, David Byrne, Syd Barrett, Albert Hoffmann, Rockdrigo
González y Dany Wakantanka. Fuera del terreno musical, también destacan las
referencias al mundo de las bicicletas y los alucinógenos, las otras dos
pasiones de Rogelio y sobre las que escribe sin complejos ni eufemismos. Si
algo queda claro es que apela por una libertad física, pero también mental.
Y tampoco se puede
ignorar el prólogo, escrito por Carlos
Velázquez, una de las figuras más reconocidas de la literatura mexicana
actual, quien confiesa que antes que desear ser escritor, su verdadera
intensión era la de ser crítico de rock, y entre sus máximos a imitar menciona
al autor de Zig-Zag.
Se dice que la
importancia del primer álbum de Velvet
Underground radica no en sus ventas millonarias ni en sus éxitos
radiofónicos (nunca tuvieron nada de eso), sino en la influencia ejercida en
cada una de las pocas personas que lo compraron, al grado de impulsarlas a formar
su propia banda o adentrarse en el mundo de la música de alguna forma. Con el
trabajo periodístico de Rogelio ocurre algo similar.
El libro se encuentra a la venta en la mayoría de las librerías del país o bien, pueden escribirle a Rogelio a zigzagueando@hotmail.com y comprarlo directamente con él.
3 comentarios:
Ya leí el libro y esta maravilloso. ¡Felicidades!
Gran reseña! Retratas muy bien la trayectoria y personalidad literaria de Rogelio. Excelente libro.
Muchas gracias a ambos.
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