Como parte de nuestra cobertura de la primera edición de Stuff Film Festival, iniciamos con las reseñas de algunos de los trabajos que se podrán ver en la Ciudad de México del 15 al 22 de octubre y extendemos la invitación a que sigan las actividades del festival.
Cuando Steven Spielberg estrenó Jaws (Tiburón) en 1975, además de mostrar una ingeniosa manera de abordar el terror, también dio paso a los llamados blockbusters, es decir, películas de grandes presupuestos que por lo regular se estrenan en verano y obtienen gigantescos ingresos en taquilla, al grado de, literalmente, hacer que el público abarrote las salas de cine. Varias décadas después, la mencionada película ha servido de máxima referencia para que en la esquina exactamente opuesta, dentro del mundo de los filmes de escaso presupuesto, aparezca un movimiento que algunos han denominado como sharkploitation.
En años recientes se han podido ver hilarantes películas, muchas de ellas realizadas para la televisión por el canal Syfy, que tienen a los tiburones como protagonistas, tal es el caso de Jurassic Shark (2012), Mega Shark Vs Kolossus (2015), Dinoshark (2010), Sharktopus (2010), 3-Headed Shark Attack (2015) y toda la franquicia de Sharknado (2013), pero ahora el cineasta Mark Polonia, conocedor de las películas de historias bizarras que colindan con lo inverosímil, creadas con mínimos recursos, con más ganas que conocimiento técnico y que por lo general se estrenan directo en video, nos presenta Sharkenstein, su nuevo trabajo en el que funde la mitología de Frankenstein con el mundo de los animales acuáticos. Al final esto no es novedad ni sorprende si uno revisa la filmografía del director americano y descubre títulos como Preylien: Alien Predators (2004), Snow Shark: Ancient Snow Beast (2011) y Bigfoot Vs Zombies (2016), por mencionar algunos títulos.
Cuando Steven Spielberg estrenó Jaws (Tiburón) en 1975, además de mostrar una ingeniosa manera de abordar el terror, también dio paso a los llamados blockbusters, es decir, películas de grandes presupuestos que por lo regular se estrenan en verano y obtienen gigantescos ingresos en taquilla, al grado de, literalmente, hacer que el público abarrote las salas de cine. Varias décadas después, la mencionada película ha servido de máxima referencia para que en la esquina exactamente opuesta, dentro del mundo de los filmes de escaso presupuesto, aparezca un movimiento que algunos han denominado como sharkploitation.
En años recientes se han podido ver hilarantes películas, muchas de ellas realizadas para la televisión por el canal Syfy, que tienen a los tiburones como protagonistas, tal es el caso de Jurassic Shark (2012), Mega Shark Vs Kolossus (2015), Dinoshark (2010), Sharktopus (2010), 3-Headed Shark Attack (2015) y toda la franquicia de Sharknado (2013), pero ahora el cineasta Mark Polonia, conocedor de las películas de historias bizarras que colindan con lo inverosímil, creadas con mínimos recursos, con más ganas que conocimiento técnico y que por lo general se estrenan directo en video, nos presenta Sharkenstein, su nuevo trabajo en el que funde la mitología de Frankenstein con el mundo de los animales acuáticos. Al final esto no es novedad ni sorprende si uno revisa la filmografía del director americano y descubre títulos como Preylien: Alien Predators (2004), Snow Shark: Ancient Snow Beast (2011) y Bigfoot Vs Zombies (2016), por mencionar algunos títulos.
La historia inicia durante la Segunda Guerra Mundial, cuando se observa a los nazis trabajar en un experimento con el que pretenden ganar el conflicto; sin embargo, su plan es robado y al final pierden la batalla. Varias décadas después hasta llegar al tiempo presente, un grupo de amigos de estereotipos claramente definidos (la mujer atractiva, el nerd y el hombre valiente) decide ir a la soleada playa para pasar un agradable fin de semana. Todo parece funcionar hasta que descubren que un científico unió pedazos de distintas especies de tiburones para crear un monstruo amorfo que inclusive, una vez concluido su plan y cuando se le inserte el cerebro del monstruo sin nombre de la novela Frankenstein de Mary Shelley, podrá caminar y desplazarse fuera del mar.
A través de actuaciones exageradas, un guión bizarro al extremo y efectos digitales que dan más risa que miedo, Sharkenstein se adentra en el mundo de la serie z. Tampoco se necesita ser un erudito o un profundo analista del séptimo arte para inferir que la intensión del cineasta no es la crear arte o adentrarse en el mundo de festivales pomposos llenos de elitismo y superficialidad. Lo que se busca en el filme es simplemente entretener y de forma bastante obvia, homenajear el cine de monstruos que pobló las pantallas estadounidenses en las décadas de los cuarenta y cincuenta del siglo pasado, además de una profunda influencia tomada del trabajo de Roger Corman, artífice de trabajos como Attack of the Crab Monsters (1957), Creature from the Haunted Sea (1961) y Teenage Caveman (1958).
Estrenada directamente en video en el verano de este año, Sharkenstein es una película que tendrá su premiere mexicana dentro de la primera edición de Stuff Film Festival y se antoja como un filme obligado para todos lo seguidores del cine absurdo, que está consciente de sus carencias y no intenta innovar ni implantar mensajes filosóficos entre los espectadores, tan sólo busca entretener y que durante poco más de una hora te rías de lo absurdo que resulta, lo que al final es también el objetivo principal de este naciente festival mexicano de cine.
Sharkenstein de Mark Polonia se proyectará el sábado 22 de octubre a las 18 horas en el Faro Indios Verdes.
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