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Canciones de atmósferas sombrías como una noche de verano que son acompañadas del sentimiento humano
Uno de los beneficios de reunirte con otras personas y crear una banda es que la unión permite una lluvia de ideas en búsqueda de nuevos sonidos. La desventaja es que en ocasiones no se hace lo que uno quiere sino lo que desea la mayoría. La democracia ofrece tanto aspectos positivos como negativos.
Uno de los beneficios de reunirte con otras personas y crear una banda es que la unión permite una lluvia de ideas en búsqueda de nuevos sonidos. La desventaja es que en ocasiones no se hace lo que uno quiere sino lo que desea la mayoría. La democracia ofrece tanto aspectos positivos como negativos.
Por eso, en el aspecto musical, siempre se cuenta con la opción de iniciar un proyecto alterno para explorar lo que no se puede en una agrupación. Fue precisamente lo que decidió Emilio Revólver, integrante de la banda nacional de post punk Fan Club.
En su aventura en solitario, el músico se arriesgó dentro de una amplia variedad de sonidos con la intensión de obtener resultados diferentes y no repetir lo que lleva haciendo desde hace más de una década con su banda.
El resultado se concretó en su primer EP que lleva por nombre Revlover. Las seis canciones incluidas en realidad podrían ser poemas musicalizados con cajas de ritmo, teclados y oscuras capas robóticas que recuerdan la atmósfera de la legendaria película Metrópolis del alemán Fritz Lang.
El material se ubica en un punto intermedio entre la humanidad que ofrecen las letras de las canciones y la parte musical, marcada por los sonidos gélidos del estilo de Gary Numan, Kraftwerk y unos reflexivos Devo.
A su vez, un aspecto llamativo del trabajo es que se trata de un álbum-objeto que se esfuerza por ofrecer algo mucho más que sólo canciones. Como acompañante se encuentra un cancionero/fanzine que incluye las letras de las piezas y una serie de ilustraciones realizadas por diversos artistas nacionales.
Sumado a lo anterior radica el hecho de que se incluye un falso CD. En realidad el material se editó de forma digital, pero para quienes gozan de los objetos tangibles, la obra consta de la réplica de un disco compacto con el que se busca estimular los sentidos de la vista y el tacto.
El resultado es bastante llamativo y deriva en un arriesgado experimento con el que se lleva a la música un paso más adelante. Por lo pronto, quienes deseen adquirir el álbum-objeto lo pueden hacer directamente en el sitio oficial del proyecto y a cambio obtendrán una verdadera pieza de colección.
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