jueves, 19 de enero de 2017

LOS SICÓTICOS, LA PIEDRA ANGULAR DEL GARAGE EN MÉXICO



Dentro del mundo musical nacional existen historias poco contadas y la de Los Sicóticos es una de ellas. ¿En realidad se trata de la primera banda de garage que surgió en México?

Mientras el país vivía un falso sueño de prosperidad a finales de los ochenta y el movimiento denominado como Rock en tu Idioma acaparó los grandes medios de comunicación, allá abajo, en el subsuelo, tres jóvenes que descubrieron ritmos sucios, con guitarras distorsionadas y cantantes desentonados que gritaban se volvieron adeptos a este nuevo tipo de música que, hasta tiempo después, descubrirían que en el resto del mundo se le conocía como garage.

Las piezas del rompecabezas se acomodaron y de pronto, ese trío conformado por Javier (guitarra con fuzz y voz), Carlos (bajo y bailes) y Jacobo (batería) decidió que no era suficiente con escuchar discos sino que ahora crearían su propio grupo al que apropiadamente bautizaron como Los Sicóticos y, sin proponérselo, se convertieron en la banda pilar dentro del garage en México.

Es cierto, en nuestro país a finales de los sesenta existieron bandas como Los Monjes, Las Moskas, Los Ovnis, Los Chijuas y Los Yaki que practicaron un rock & roll sucio para la época, gritón y con ciertas dosis de psicodelia, pero ninguna de ellas estaba consciente de lo que era el garage nacido algunos años antes en las cocheras de ahí el nombre del género de jóvenes estadounidenses y algunos dicen que también peruanos. Fue hasta que surgieron Los Sicóticos que en realidad comenzó el movimiento nacional de garage que hasta la fecha se mantiene en permanente ebullición.

Tan sólo estuvieron en activo entre 1992 y 1995 pero fue el tiempo suficiente para que, con el pasar de los años, se convirtieran en una banda de culto de la que se dice mucho pero se conoce poco. De forma esporádica, los integrantes del conjunto se han reunido para ofrecer pequeños conciertos.

Con motivo de su reciente reunión –¡la primera en nueve años! como participantes de la primera edición del festival Invasión, Fuzz Y Gritos, encabezado por The Fuzztones, en Música Inclasificable tuvimos la oportunidad de sostener la siguiente plática con el trío mexicano y como dice una de sus canciones más representativas: ¡hagamos el fuzz!

Jacobo, Carlos y Javier son Los Sicóticos. Fotografía por Música Inclasificable

¿De qué forma fue que ustedes tres se conocieron?

Carlos: Javier y yo estudiamos juntos en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán, los dos somos actuarios, y ahí fue donde nos conocimos. De hecho Javier estudió la guitarra clásica; yo también pero como era malísimo mejor me decidí por el bajo.

Javier: Primero empezamos a tocar Carlos y yo junto con un órgano que teníamos porque no contábamos con baterista. Después el hermano mayor de Carlos, quien tocaba en una banda, conocía un poco el mundo musical y nos recomendó un baterista con el que nunca tuvimos mucha química pero eran tiempos en los que no había mucho de donde escoger, en especial para el sonido que queríamos lograr. Y así con esa formación fue nuestro primer concierto y ahí nos dimos cuenta que no era el indicado y optamos por buscar un nuevo baterista. A través de recomendaciones de amigos fue que encontramos a Jacobo y con él fue diferente porque sí hubo comunión y a partir de nuestro segundo concierto así ha sido siempre la formación de Los Sicóticos.

Carlos: También fue importante para la formación de la banda que todos vivíamos en la misma zona porque los tres somos del rumbo de Ciudad Satélite y eso nos facilitó mucho las cosas.

Javier: Seatlélite como le decían algunos (risas).

¿De qué forma fue que se adentraron en específico en el mundo del garage? A ustedes les tocó un México muy distinto al actual.

Carlos: Antes de formar la banda nosotros solíamos ir a un lugar llamado Tutti Frutti (N. del E. foro fundado a mediados de los ochenta por el DJ y tatuador belga radicado en México Danny Wakantanka) que se encontraba en Lindavista y ahí programaban mucho garage y nos gustó. Así fue como conocimos este tipo de música.



En un inicio, para obtener el sonido que ustedes deseaban, ¿fue indispensable que compraran equipo especial?

Javier: Fue muy difícil porque teníamos muy claro cómo queríamos sonar. Recuerdo que recorrimos todas las tiendas musicales del Centro de la Ciudad de México buscando amplificadores de bulbos. Antes era prácticamente imposible conseguir un Fender Twin, por ejemplo, que aparte era carísimo si lo llegabas a encontrar, así que intentamos buscar algo similar pero un poco más económico. Fue gracias a que nos pusimos a preguntar entre los mismos encargados de las tiendas que ellos nos recomendaron un taller en la calle de República del Salvador y justo cuando llegamos vimos que estaban subiendo unos amplificadores de bulbos a una camioneta. Les preguntamos y nos dijeron que los iban a tirar porque estaban descompuestos y nadie los quería comprar.

Carlos: Nosotros convencimos a los encargados y logramos que nos vendieran los amplificadores.

Javier: Ya después los mandamos a arreglar y poco a poco fuimos complementando nuestro equipo. Yo a través de un anuncio que vi, me compré una Fender Mustang usada, pero original, que no recuerdo bien a quién le perteneció antes pero creo que era de uno de Los Teen Tops o una de esas bandas mexicanas de los sesenta. Para los pedales fue gracias a la amistad que hicimos con una banda de Nueva York llamada The Ultra 5, que se presentó en México en 1992, y por correo ellos nos mandaron los pedales que aquí en el país no había.

Carlos: Al principio utilizábamos amplificadores de bulbos de marcas mexicanas como Bush que eran muy baratos pero gracias a los bulbos ya no les tenías que poner distorsionador, sólo conectabas el instrumento y ya sonaba “sucio” por lo viejo del amplificador.

Javier: Eran clones mexicanos pero a nosotros nos servían mucho en especial para el sonido que estábamos buscando.

Los Sicóticos. Fotografía por Música Inclasificable

Las personas dicen muchas cosas de Los Sicóticos pero lo importante es conocer la opinión interna, ¿ustedes en verdad se consideran la primera banda de garage que existió en México?

Jacobo: Eso no es algo que nosotros digamos pero lo cierto es que nosotros fuimos los primeros que nos aventuramos a hacer esto. A lo largo de la historia, el garage nunca se ha caracterizado por ser un movimiento muy grande ni tener mucha difusión; sin embargo, nosotros desde un inicio le apostamos a esto porque es algo que nos gusta y lo hicimos sin importar el qué dirán. Pero en fin, si a mí me preguntas si fuimos la primera banda yo digo que sí.

Javier: Pero para mí es diferente porque si escuchas nuestras canciones, en realidad no tenemos un sonido completamente garage ni somos puristas. Como dijimos, nosotros empezamos porque éramos clientes del Tutti Frutti y la característica del lugar era la versatilidad de las bandas que ponían, porque no era sólo garage, aunque todas tenían en común que eran underground. Tú llegabas al lugar y ponían a The Cramps pero también a Ministry, Dead Kennedys, Mudhoney y hasta Nirvana cuando apenas habían publicado su primer álbum. A nosotros nos gustaba toda esa música y cuando nos juntamos para ensayar yo les dije a los demás integrantes: ‘traigan canciones que les gusten para intentar tocarlas’. Recuerdo perfectamente que Carlos llevó una de Ministry y yo llevé la de “Hanky Panky”. Con el tiempo y gracias al equipo que teníamos y a nuestro poco talento descubrimos que sí nos encajaba más la música garage que otros géneros (risas).

Carlos: Yo tampoco creo que seamos una banda completamente garage porque en nuestro sonido también hay cosas de grunge, surf y hasta rockabilly.

Hablando de esa parte, ustedes grabaron un cover de “Wipe Out“ The Surfaris y el tema semi instrumental de la serie de televisión de Batman, ¿tenían más composiciones de música surf?

Javier: También hicimos un cover que bautizamos como “Fuzzera y Salvaje” y era de The Ventures y compusimos dos o tres canciones instrumentales ligadas al surf. En ese aspecto yo sí puedo afirmar que de nuestra generación nosotros fuimos la primera banda que empezó a tocar música surf en México.



¿Qué recuerdos guardan de los primeros conciertos de Los Sicóticos? ¿Con qué otras bandas mexicanas solían tocar?

Javier: Bueno, cuando empezamos había muy pocas bandas así que en realidad, cuando había un concierto nos juntábamos varios grupos sin importar el género. Nosotros podíamos tocar en el Foro 86 junto a Deus Ex Maquina que tocaban música industrial, un grupo tecno como La Concepción de la Luna y La Gusana Ciega que apenas estaban empezando. No es como ahora que hay un concierto de rockabilly y tocan tres o cuatro bandas de ese género o hay uno de surf y sólo tocan bandas de surf. Ahora hay escenas dirigidas y antes no. Recuerdo que como Carlos y yo nos conocíamos desde antes de formar a Los Sicóticos porque éramos compañeros en la universidad, nosotros íbamos a ver a Santa Sabina, a Raxas

Carlos: A mí me tocó ver a Café Tacvba en un jardín, cuando ellos apenas empezaban, y los tenía frente a frente porque no había público. Yo llevaba mi caguama en la mano y me pareció un gran concierto, además de que ellos también eran de nuestra misma zona (Satélite).

Una de sus canciones más representativas es “El Fuzz”, que con el pasar de los años se ha convertido en algo cercano a un himno dentro del garage en México, ¿cuál fue su inspiración y cómo surgió esa canción?

Javier: Todo fue de forma muy casual. En nuestros ensayos siempre queríamos componer temas de una forma y al final nos terminábamos yendo por otros caminos. Yo recuerdo que escuchábamos mucho a The Mummies y The Cramps, que son bandas que me gustan mucho por su sonido y su forma tan visceral de hacer las cosas, así que a partir de ahí nos inspiramos para componer “El Fuzz”.

Jacobo: Desde un inicio siempre nos interesó fusionar distintos sonidos y a partir de ahí salió nuestro estilo.

Javier: Y también nos gustaba divertirnos. Compusimos una canción titulada “La Quinceañera” que es un vals, con la que nos gustaba iniciar nuestras presentaciones y como muchas personas del público eran metaleros y punks, siempre nos abucheaban o se desesperaban por la lentitud de la canción… ya después seguíamos con el resto de nuestro set y ya todos aplaudían porque les gustaba nuestro sonido sucio y que nunca buscó ser amable.


Acerca de los conciertos de Los Sicóticos se menciona que usualmente ustedes tocaban desnudos o inclusive con restos de animales sobre el escenario, ¿todo esto es cierto o son leyendas?

Jacobo: Retomo el punto anterior y nosotros siempre hemos buscado divertirnos con nuestra música. A lo largo de los años hemos cometido numerosas locuras y en efecto una vez salimos a tocar desnudos.

Javier: El concierto de nosotros desnudos fue el de la despedida en 1997. La historia del concierto con restos de animales también es cierta aunque no fue nuestra intensión sino que esa vez, antes de nosotros hubo un performance y dejaron restos de pollo y otros animales sobre el escenario.

Con el pasar de los años, muchas bandas mexicanas han grabado covers de canciones de ustedes (Riesgo de Contagio, Los Magníficos, Le Canavispón), ¿qué opinan de estas versiones? ¿Les gustan?

Carlos: Pues sí, al final es como un homenaje.

Jacobo: Además cada uno le pone su sello; hacen el cover pero no es literal.

Javier: Y al final nos ayuda. Con el caso de “El Fuzz”, no sé si la canción se volvió relativamente famosa por nosotros o por la versión de Riesgo de Contagio.


En el vinilo y único material oficial de la banda (aquí pueden leer nuestra reseña), que editó Discos Dark Zone en el 2013, se menciona que ustedes grabaron entre 24 y 26 canciones pero el álbum sólo incluye 11 temas, ¿alguna vez piensan editar el resto del material?

Jacobo: Hay planes entre nosotros de lanzarlas aunque no tenemos una fecha ni es algo que se hará de inmediato.

Javier: También nos interesa poder grabar en forma el material que compusimos mientras la banda estuvo en activo. En total tenemos cerca de 60 canciones, aunque la realidad es que hay partes que ya no recordamos entonces también hay que volver a ensayar. Además nos tocó una época difícil, en especial para mí porque mientras estaba en Los Sicóticos también fui papá, entonces trabajaba por las mañanas y en las tardes ensayaba con la banda y era complicado poder dividir el tiempo. Fuimos una banda muy prolífica a pesar del poco tiempo que estuvimos juntos y de hecho, poco después de nuestra separación en 1997, nos reunimos en un estudio y grabamos varias canciones pero se nos perdieron; sin embargo, de forma paradójica, hace poco parece que alguien las encontró así que estamos a la espera de ver si es cierto y a nosotros nos encantaría poder utilizarlas y lanzarlas próximamente, además de que seguro tienen un mejor sonido y producción porque las grabamos en un estudio profesional, a diferencia de las canciones que aparecieron en el vinilo del 2013 que fueron grabadas en la sala de la casa de Ernesto Fuzz.

Después de su separación, ¿ustedes han seguido al tanto de lo sucede en el mundo musical de México en los últimos años? ¿Hay algunas bandas que les gusten?

Jacobo: No sé los demás pero al menos en mi caso, después de nuestra separación yo me “desconecté” de la música; de repente me llegan noticias y canciones de grupos mexicanos de diversos géneros pero la verdad es que desconozco lo que actualmente se está haciendo en México. Estoy seguro que ahora hay infinidad de bandas nuevas, tanto buenas como malas, pero creo que falta difusión.

Javier: En mi caso es igual porque me fui a vivir a Tijuana pero tengo una muy buena amistad con Ernesto Fuzz quien de repente me recomienda bandas nacionales como Los Magníficos, The Cavernarios y Los Mustang 66 y me manda canciones.

¿Por qué decidieron separarse?

Carlos: Todo fue culpa de él (señala a Javier).

Fanzine Picahielo.
Fotografía por Rogelio Garza
Javier: Sí, todo fue culpa mía (risas). Desde un inicio, lo que más nos caracterizó es que nos valía madres todo; siempre tuvimos claro que no íbamos a vivir del rock & roll y nunca hicimos las cosas para gustarle a las personas sino para complacernos a nosotros mismos. Cuando nos invitaban a tocar nosotros decidíamos si queríamos presentarnos junto a ciertas bandas o no y eso nos acarreó varios problemas. Hubo un concierto legendario en el que estábamos en el camerino y llegaron los de Santa Sabina que eran mucho más famosos que nosotros y el organizador nos obligó a que desalojáramos el camerino para que ellos lo pudieran utilizar. Como respuesta, durante nuestra presentación en una de las canciones me dediqué a insultar a los de Santa Sabina y de hecho, la reseña de ese concierto apareció en uno de los números de Picahielo (N. del E. fanzine creado por el periodista Rogelio Garza). Llegó un momento en 1997 en el que yo, que ya tenía dos hijos, me surgió una oportunidad de trabajo en Tijuana y obviamente lo pensé mucho pero sabía que lo mejor para mi familia era aceptar el trabajo y mudarme. De hecho, desde cerca de un año antes yo ya me había mudado a Celaya también por motivos laborales y sólo venía a la Ciudad de México los fines de semana para los conciertos de Los Sicóticos. Visto en retrospectiva fue un mal momento para separarnos porque justo cuando le pusimos fin a la banda, Discos Culebra empezó a firmar a muchas de las bandas con las que solíamos tocar.

Cuando se separaron, ¿alguno de ustedes se siguió dedicando a la música?

Carlos: Sí, yo estuve en un inicio con Los Mustang 66 y también llegué a tocar en algunos conciertos con Los Esquizitos y con Miguel Calderón de Mazinger Z que después hizo a Intestino Grueso y Beso Negro pero todo fue de manera muy informal.

Javier: Yo inicié un proyecto de one-man-band llamado El Monstro en Tijuana. Después de varios años de vivir allá, por puro instinto volví a sacar la guitarra del estuche y empecé a componer. Como yo ya estoy grande y estaba en una ciudad desconocida, no me iba a poner a reclutar bateristas y bajistas jóvenes porque me iba a ver muy ridículo, así que busqué un bombo y con mi guitarra yo solo armé mi propia banda. Recuerdo que gracias a MySpace, que era el recurso que tenía a mi alcance, me contactaron de Brasil para hacer una gira de puras monobandas, como allá se les conoce, de un mes junto a tres proyectos brasileños y uno uruguayo. Fueron cerca de 24 conciertos en un mes. Durante esa gira visité el Caffeine Studio en Sao Paulo y ahí grabé algunas canciones. Tiempo después me escribieron del sello alemán Luna Records y les mandé una canción que apareció en un acoplado de one-man-bands.


¿Por qué decidieron regresar en específico para este concierto de The Fuzztones en México?

Carlos: Fue gracias a Ernesto Fuzz que organizó el concierto y nos invitó. Nosotros vimos las posibilidades y como era un momento en el que todos íbamos a coincidir en la Ciudad de México, aceptamos.

Jacobo: También porque en realidad nosotros nunca decidimos dejar de tocar, todo fue por causas ajenas. Cuando Javier se fue a vivir a Tijuana llegamos a pensar que tal vez podríamos buscar a otro guitarrista y seguir con Los Sicóticos pero de inmediato desechamos esa posibilidad porque Los Sicóticos somos nosotros tres y ninguna otra persona puede ocupar el lugar de alguno de nosotros. Después de que nos separamos en 1997 hemos tenido algunas presentaciones como cuando vinieron The A-Bones en el 2008 y hubo otra fecha cuando iban a venir The Satelliters pero cancelaron de último momento y nosotros tocamos junto a Los Esquizitos, pero en realidad ya teníamos nueve años de no presentarnos en ningún lugar. A final de cuentas, siempre hemos tenido esa inquietud de juntarnos de nuevo cada que podemos y presentarnos.

Después del concierto de The Fuzztones, ¿tienen planes a futuro como banda?

Carlos: No tenemos nada concreto pero nos gustaría poder grabar algunas canciones y si existe la posibilidad de otro concierto o tocar más seguido, nosotros adelante.

1 comentario:

telefono vivaaerobus dijo...

Muchas gracias x la publicacion
Disfruto mucho de este blog
Saludos mexicano!