El festival Hipnosis trajo de regreso a México a Thee Oh Sees y además mostró a los locales Psiónicos, Sgt. Papers y Nelson y los Filisteos
El año pasado, el festival Hipnosis se convirtió en una de las propuestas más arriesgadas del panorama porque a diferencia de la mayoría de carteles que se pueden ver en la actualidad, no busca reunir a conjuntos musicales de diversos estilos ni crear batidillos para atraer la mayor cantidad posible de asistentes sino que tiene claro su objetivo que consiste en enfocarse sólo en el rock & roll, el garage y la psicodelia.
Todas las fotografías son de Indie Rocks/Jaime Fernández
El año pasado, el festival Hipnosis se convirtió en una de las propuestas más arriesgadas del panorama porque a diferencia de la mayoría de carteles que se pueden ver en la actualidad, no busca reunir a conjuntos musicales de diversos estilos ni crear batidillos para atraer la mayor cantidad posible de asistentes sino que tiene claro su objetivo que consiste en enfocarse sólo en el rock & roll, el garage y la psicodelia.
Debido a que la segunda edición del festival Hipnosis se realizará hasta octubre, de forma preliminar se organizaron tres conciertos que sirvieron para hacer la espera más corta y de paso conocer un poco más sobre el movimiento psicodélico contemporáneo a nivel nacional e internacional.
La tercera noche de estas fiestas previas fue protagonizada por Thee Oh Sees en su regreso a nuestro país, pero antes se pudo observar a tres conjuntos mexicanos que, con carreras cortas pero ascendentes, mantienen vivo el espíritu del rock.
La noche lluviosa provocó que los horarios estipulados se recorrieran, por lo que al momento en que Psiónicos se subieron al escenario, ya estaba una nutrida cantidad de público en el Foro Indie Rocks!
Pese a que oficialmente era la primera presentación de Psiónicos, en realidad detrás del trío se encuentran participantes de otros proyectos ligados al garage como Los Chicos Problema y Las Vinylators. Con una vestimenta totalmente negra como acostumbraban los integrantes de The Music Machine y Johnny Cash, lo que más llama la atención para un grupo de su naturaleza es la ausencia de una guitarra, lo cual hace recordar a conjuntos antiguos como Los Monjes o recientes como The Skywalkers.
Detrás del trinomio se encuentran Ana (batería), Rita (teclado) y Geo (bajo), quienes con una actitud seria y sin interactuar con el público se dedicaron a ejecutar sus composiciones, las cuales muestran un sonido que por momentos luce frenético y en otras ocasiones recuerda al estilo ye-yé de los sesenta, pero siempre con la máxima sencillez posible porque son músicos y no malabaristas.
Dentro de su todavía corto repertorio el tema que mejor describe al conjunto es "Rompecabezas" en el que presentan un teclado hipnótico que se combina con un bajo con fuzz y una batería que se encarga de fusionar los elementos. Al finalizar, una ovación del público fue la mejor calificación para el debut del trío que pronto estará dando más noticias.
Mientras en el exterior continuaba una lluvia ligera pero incesante, dentro del inmueble la cantidad de público cada vez era mayor y ahora fue momento se escuchar a Sgt. Papers, un joven dueto de Sonora del que se conoce poco y pese a que su nombre podría hacer pensar que tendrían cierta relación con las dulces melodías de The Beatles, la realidad no fue así.
La primera impresión es que se trata de dos integrantes de figuras regordetas con el clásico acento del norte del país, pero en cuanto encendieron el amplificador y comenzó el primer aporreo de tambores, convirtieron al lugar en un pequeño manicomio.
Su presentación de media hora sirvió para que mostraran un sonido acelerado y violento como el punk rock pero a la vez con un aura psicodélica que es lo que busca proyectar el festival Hipnosis. Tocaron una canción tras otra sin descanso y pese a que sonaban como una manada de lobos hambrientos en búsqueda de su siguiente presa, era necesario abrir bien los ojos para cerciorarse que sólo había dos integrantes sobre el escenario.
Después de la acelerada presentación de los sonorenses llegó el turno de Nelson y los Filisteos, el conjunto mexicano más experimentado de la noche, pero pese a que su trayectoria es de poco más de un lustro, sus conciertos son tan esporádicos como los avistamientos de OVNI's en el cielo.
El cuarteto surgido en Guadalajara pero que radica en la capital es conocido por sus canciones cortas y rabiosas en las que resumen su sonido que ellos mismos describen como pop hiper-violento de tendencia postfuturista y corte canino.
Con algunas fallas en el sonido y chistes innecesarios, la presentación del conjunto sirvió de antesala para tener de regreso en México a Thee Oh Sees, grupo que terminó por redondear una noche pletórica protagonizada por la psicodelia.
En primera instancia, el combo estadounidense llamó la atención por el uso de dos baterías de forma simultánea, justo como acostumbran otros conjuntos actuales como The Melvins y The Monsters, gracias a lo cual su sonido en vivo es más monstruoso y demoníaco que escuchar cualquiera de sus álbumes.
Detrás de los tambores se encontraban Dan Rincon y Paul Quattrone, quienes por momentos se complementaban y en otras ocasiones reforzaban su furia, aunque la estrella de la banda es su fundador y único miembro estable, John Dwyer, quien desde horas antes había mostrado una actitud afable al convivir con el público y tomarse algunas fotografías.
Para estos momentos de la noche el lugar ya se había convertido en una tierra sin ley en la que todas las personas se sacudían al frenético ritmo marcado por las cuatro personas sobre la tarima. Pese a que se intentó ofrecer un equilibrio entre la extensa discografía del combo, principalmente se escucharon temas del álbum Orc, publicado el año pasado y en el que se aprecia un sonido más crudo y cercano al salvajismo del punk rock.
Mientras que existen músicos que intentan recrear su trabajo de estudio sobre el escenario, en el caso de Thee Oh Sees no es así porque en su concierto aprovecharon el recurso de contar con una dupla de bateristas para extender cada una de sus potentes canciones y por momentos parecían ser una versión del nuevo milenio de Iron Butterfly, la cual dejó mareados los oídos de todos los asistentes.
Es gracias a este tipo de eventos que el festival Hipnosis ha logrado posicionarse como una interesante iniciativa que antepone el rock & roll a otros factores, por lo que ahora sólo resta esperar hasta el 6 de octubre para presenciar la segunda edición de este culto a la psicodelia.
Nelson y los Filisteos |
Con algunas fallas en el sonido y chistes innecesarios, la presentación del conjunto sirvió de antesala para tener de regreso en México a Thee Oh Sees, grupo que terminó por redondear una noche pletórica protagonizada por la psicodelia.
En primera instancia, el combo estadounidense llamó la atención por el uso de dos baterías de forma simultánea, justo como acostumbran otros conjuntos actuales como The Melvins y The Monsters, gracias a lo cual su sonido en vivo es más monstruoso y demoníaco que escuchar cualquiera de sus álbumes.
Thee Oh Sees con sus dos bateristas |
Detrás de los tambores se encontraban Dan Rincon y Paul Quattrone, quienes por momentos se complementaban y en otras ocasiones reforzaban su furia, aunque la estrella de la banda es su fundador y único miembro estable, John Dwyer, quien desde horas antes había mostrado una actitud afable al convivir con el público y tomarse algunas fotografías.
Para estos momentos de la noche el lugar ya se había convertido en una tierra sin ley en la que todas las personas se sacudían al frenético ritmo marcado por las cuatro personas sobre la tarima. Pese a que se intentó ofrecer un equilibrio entre la extensa discografía del combo, principalmente se escucharon temas del álbum Orc, publicado el año pasado y en el que se aprecia un sonido más crudo y cercano al salvajismo del punk rock.
Mientras que existen músicos que intentan recrear su trabajo de estudio sobre el escenario, en el caso de Thee Oh Sees no es así porque en su concierto aprovecharon el recurso de contar con una dupla de bateristas para extender cada una de sus potentes canciones y por momentos parecían ser una versión del nuevo milenio de Iron Butterfly, la cual dejó mareados los oídos de todos los asistentes.
Es gracias a este tipo de eventos que el festival Hipnosis ha logrado posicionarse como una interesante iniciativa que antepone el rock & roll a otros factores, por lo que ahora sólo resta esperar hasta el 6 de octubre para presenciar la segunda edición de este culto a la psicodelia.
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