jueves, 11 de octubre de 2018

Reseña: The Control Freaks - I Am Crime 7" (Bachelor Records, 2018)




Dentro del mundo del rock & roll salvaje, trepidante y subterráneo existen personajes imprescindibles por su extensa trayectoria, mantenerse fieles a sus principios y todas las aportaciones realizadas al campo musical para ser considerados como héroes de nicho, por lo que Greg Lowery cumple con todos los requisitos para ser catalogado como una leyenda viviente del punk & roll low-fi.

Para complementar lo antes mencionado sólo es necesario añadir que dentro del historial de Greg destaca el haber sido integrante de conjuntos como Supercharger (la única banda de rock & roll que vale la pena según afirmaban The Mummies), Rip Offs, Infections, Zodiac Killers y fundador de Rip Off Records. Un muy breve resumen de un hombre que lleva más de 25 años casado con el punk.

Pero como la vida nunca se detiene, la aventura sonora más reciente de Lowery lleva por nombre The Control Freaks, en donde se acompaña de Tim Curry (batería), Jeff Glave (guitarra líder) y Sherrilynn Nelson (guitarra y voz). A pesar de que se trate un nuevo proyecto, el objetivo continúa siendo el mismo de siempre: crear canciones cortas, concisas y directas como un puñetazo directo a la mandíbula.

De esta manera, en su muy corta trayectoria, tan sólo hay que enfatizar que el año pasado el cuarteto editó su primer LP a través de Slovenly Records, visitó la Ciudad de México y publicó un par de sencillos con el sello austriaco Bachelor Records. ¡Todo en menos de 365 días!

Aunque este 2018 ha sido más de presentaciones en cualquier lugar al que sea invitado el combo, se aprovechó una muy breve visita a un estudio de grabación y grabar dos temas inéditos que acaban de ser publicados de nueva cuenta por Bachelor Records en un 7" con un tiraje limitado de 500 copias.

Por una parte, la cada A contiene "I Am Crime", una feroz pieza que abre con un fulminante bajeo que hace recordar a Dee Dee Ramone, junto al contraste de voces de parte de Greg y Sherrilynn. Al otro lado del vinilo se encuentra "Time's Up", una composición más relajada pero que al igual sigue las enseñanzas de Keith Morris en sus tiempos al frente de Black Flag: a las canciones se les debe de quitar todo lo innecesario para condensar lo realmente importante sin importar que el resultado sea de escasos segundos de duración.

Por todo lo anterior, cuando se escucha a The Control Freaks se puede estar seguro de que se trata de un conjunto que jamás será famoso ni cambiará el rumbo de la música porque su único objetivo es crear el máximo ruido posible hasta reventar amplificadores. No hay más.


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