En la actualidad, la libertad creativa en el mundo de la música es algo que parece estar en peligro de extinción.
Ahora todos los grupos parecen estar más preocupados en gustarle a alguien más en lugar de complacerse a ellos mismos.
Grupos clonados, sin identidad, que se visten igual y con las mismas estructuras (verso-coro-verso, canciones de 3 minutos, vocalistas débiles que gimen más que una prostituta de Tlalpan, etc.) en sus temas es lo que abunda hoy en día.
Pero afortunadamente existen las excepciones y Vato Negro es una de ellas.
Vato Negro originalmente era un dueto creado por Juan Alderete con la intensión de crear música del alma hecha a base de improvisaciones y jams.
Sacaron un primer disco titulado Heads en el 2006 y para su segunda producción (Bumpers) Juan decidió invitar a Omar Rodríguez a la banda.
Ellos se presentaron el fin de semana pasado en el Pasagüero y por supuesto no me los podía perder.
Los encargados de abrir el concierto fueron Apolo, joven cuarteto mexicano originarios de Chihuahua y que sienten y transpiran la esencia del rock. Su sonido toma mucho de Led Zeppelin, Steppenwolf y Black Sabbath.
Tuvieron una difícil tarea pero salieron bien librados, el único problema era que a veces el vocalista no alcanzaba los tonos.
Y pasada la medianoche aparecieron sobre el escenario Juan Alderete, Omar Rodríguez y Deantoni Parks para beneplácito de todos.
No hubo mucha interacción con el público y se negaron a usar el micrófono, sólo Omar dice estar muy contento y arrancan con su presentación.
Únicamente con una guitarra, un bajo y una batería crean toda su música, parece fácil pero no lo es.
Son unos músicos de primer nivel, imposible decir cuantas o cuales canciones tocaron, simplemente durante poco más de una hora se dedicaron a improvisar y en cierta medida a "jugar" con sus instrumentos. Omar con su guitarra y sus miles de pedales, por su parte Juan servía de complemento con su poderoso y penetrante bajo, en tanto que Deantoni jamás perdió el ritmo con su batería.
La improvisación en su máxima representación.
El lugar estaba a su máxima capacidad y eso arruinó un poco el concierto, los empujones por momentos eran insoportables y no dejaron disfrutar el concierto como se debe.
Espero que Vato Negro regrese pronto pero ahora a un lugar más grande o con un público más civilizado, lo que ocurra primero.
Parecía que el sueño nunca terminaría pero finalmente todos despertamos cuando los 3 músicos se bajan del escenario. Algunos ilusos piensan que habrá un encore (hay que recordar que The Mars Volta nunca da encores) hasta que ven que comienzan a desarmar la batería y en el sonido del lugar se escucha (¿apropiada o inapropiadamente?) "One Armed Scissor" de At The Drive-In.
The dream is over.
Un poco de lo vivido el sábado pasado:
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