jueves, 19 de septiembre de 2013

Reseña: Guadalupe Plata - Guadalupe Plata (Everlasting Records / Terrícolas Imbéciles, 2013)


Pese a que en España originalmente se editó en enero, a México apenas hace unas semanas llegó la versión nacional del más reciente álbum de Guadalupe Plata gracias al sello Terrícolas Imbéciles.
Para los que hemos seguido desde hace algunos años la trayectoria de este trío español de blues-rock, se trata de una enorme noticia porque significa que por fin, en México, personas importantes (de las que deciden qué suena en los principales medios de comunicación y qué grupos encabezan los festivales musicales) están tomando en serio a Guadalupe Plata.

Este álbum, que oficialmente no tiene nombre, comienza con "Lamentos", punto de partida del ritual en el que se invoca al espíritu de Robert Johnson, Son House y Muddy Waters... pero en versión electrificada del siglo XXI.
Es hasta el segundo tema, "Rezando", en donde hacen su aparición todos los instrumentos que conforman el sonido de uno de los grupos más novedosos que han surgido últimamente en España; la paradoja radica en que su "novedad" fue irse 100 años al pasado.
El punto más álgido del material llega con "Milana", un tema que seguro dentro de algunos años se podrá considerar como 'clásico' y que contiene, en forma resumida, todos los elementos del blues: una guitarra asesina a la que sólo le bastan un par de agudos acordes para volverse inolvidable, una batería sencilla que sigue el ritmo del corazón y una frase de (des)amor que se repite como mantra durante casi tres minutos ("no sabía que la amaba hasta que vi que la enterraban").
No hay frase más sincera que "El Blues Es Mi Amigo", forma perfecta de titular un tema cuasi instrumental.
Y casi para terminar, hace su aparición una nueva versión de "Jesús Está Llorando", una de las primeras composiciones que le conocimos a este trío de jóvenes perdidos en el tiempo. Ahora con un sonido mucho más seco y rudimentario.

En la guitarra y voz está Perico de Dios, quien con sus espectrales gritos y su punzante guitarra hace pensar que Howlin' Wolf nunca se fue y todavía sigue presente entre nosotros (por cierto, bastante recomendable su proyecto alterno: Pelo Mono); en el bajo, espeso y manejado con soltura, se encuentra Paco Luis Martos; y en la batería, el que se encarga de llevar el ritmo infernal es Carlos Jimena.
Con estos tres simples, pero bastante difícil de imitar elementos, es que Guadalupe Plata se dio a conocer y cada día ganan nuevos adeptos. 
En este nuevo material repiten la dosis con su blues hipersensorial al que es casi imposible resistirse.


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