Considerados como la
combinación de The Beatles de 1964 con los Ramones de 1977, Muck And The Mires son un cuarteto
originario de Boston que gusta de
crear canciones cortas que cuentan con la potencia del punk y garage, pero
también contienen dosis de powerpop,
blues y mucho soul.
Para su más reciente
LP, titulado Dial ‘M’ For Muck!, compusieron
una docena de temas que mantienen el mismo estilo que los ha llevado a recorrer
parcialmente Estados Unidos y realizar diversas giras europeas. Ya hace unos
años fueron los ganadores del concurso realizado por Little Steven Van Zandt (integrante de la E Street Band de Bruce Springteen y
locutor del programa de radio Underground Garage) en busca del grupo de rock subterráneo más energético del país. Si
eso no fuera suficiente, se debe recordar que han compartido escenario con
figuras como Dick Dale, Dictators,
Supersuckers, Ray Davies y MC5, entre otros, lo cual permite entender un
poco de su sonido.
Con una historia
peculiar, el grupo nació sin proponérselo. Alrededor del 2000, Muck (Evan Shore, exintegrante de The Queers y The Voodoo Dolls) grabó un
demo casero bajo el nombre de Muck And
The Mires, simulando ser una grabación de los sesenta perdida en el tiempo,
que de inmediato llamó la atención de varios sellos, aunque al final los que se
encargaron de editarlo fueron Amp
Records en CD y Soundflat Records
en vinilo. El álbum llevó el extraño título de All Mucked Up – The Best of The Muck And The Mires, y a la fecha
muchas personas piensan que se trata de un greatest
hits de una vieja banda, cuando en realidad se trata del primer material de
un proyecto imaginario. Ante las expectativas generadas y el buen recibimiento,
Evan decidió reclutar a otros músicos para, ahora sí, concebir formalmente a Muck And The Mires.
De regreso al presente,
lo que el cuarteto registró en este disco editado por el sello inglés Dirty Water Records son temas que
siguen la estructura de una canción pop promedio, pero con la energía y los
gritos eufóricos que sólo el rock puede generar. Hay guitarras salpicadas de fuzz, un hipnótico teclado y una batería
que siempre marca el mismo ritmo.
Sin falsas
pretensiones, a ellos no les interesa cambiar el mundo ni implantar una
determinada ideología política, lo único que les interesa es que te sacudas y
transpires mientras disfrutas de cualquiera de sus composiciones, porque
seguramente ellos harán lo mismo arriba del escenario.
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